"El arte no es un espejo para reflejar la realidad sino un martillo para darle forma". Bertolt Brecht
lunes, 28 de noviembre de 2022
"LAS SÁBANAS", DE MARÍA IRIBARREN
Recomiendo leer Las sábanas, poesía reunida de María Iribarren, libro que
tuve el privilegio de conocer antes de su publicación. Y del que ignoro si
tendrá versión tradicional en papel o sólo en soporte digital. Pero no quiero
dejar pasar más tiempo sin advertir, a los merodeadores de las redes, que
estamos, a mi modesto parecer, ante una voz original e inspiradísima dentro del
género. La poesía de Iribarren es como ella misma: de fuerte personalidad tanto
en la audacia frontal de los temas que aborda como en la libertad para infringir
el canon gramatical cuando el sentido lo reclama. Conocí a María como
periodista, cuando en los lejanos noventas compartimos la redacción del
suplemento de cultura y espectáculos de un medio gráfico. Admiraba la solvencia
y agudeza de su prosa en temas de cine, radio, televisión y medios de
comunicación emergentes. No supe de su talento para la síntesis lírica hasta
varios años después, cuando me sorprendió con la publicación de
Emak Bakia, un libro de finísima e intensa poesía, ilustrada con dibujos
de Julia Vallejo Puszkin. Pero seguí pensándola como una periodista talentosa y
como académica a cargo de cátedras universitarias de su especialidad, que había
hecho una incursión aleatoria en otro campo. Hasta que, hace algunas semanas,
supe que estaba a punto de publicar Las sábanas y, en nombre de nuestra
común condición de excolegas, le pedí leer los originales. No sé si lo que leí
será exactamente lo que se publicará, o si la versión definitiva tendrá
agregados, cortes u otras modificaciones. De lo que estoy convencida, en cambio,
es de que María Iribarren tiene ya un lugar de relevancia en la poesía argentina
contemporánea. Y quiero, como lectora de Las sábanas, dejar mis
impresiones.
Lo que descubrí debajo de Las sábanas
Este nuevo libro de María Iribarren fue concebido en el período que va del inicio
de la pandemia al presente --acaso perpetuo-- de una postpandemia sin final
anunciable. Las composiciones van testimoniando el devenir de un cuerpo de mujer
y sus misterios interiores, que incluyen huesos, vísceras, fluidos, emociones,
pulsiones, intenciones y otros componentes de naturaleza y cantidades indefinibles.
Con la excusa de explicar el porqué del título, el libro arranca con un texto de
extraño y transparente lirismo, escrito en prosa poética, donde las sábanas
insinúan siluetas y temblores antiguos y actuales. Escritos en la intemperie de
la primera persona, todos los poemas contienen, a la vez, la identidad plural de
lectoras o lectores que se reconozcan sujeto de, por caso, la tremenda distopía
global del Covid 19. O de cualquier otra anomalía de las muchas que, a lo largo
de la vida, perturban o arrasan el orden previo, tanto en el individuo como en
la especie.
Las frases de los acápites y las citas al interior de los textos identifican a
algunos referentes culturales de la autora:
Abbas Kiarostami, Samuel Beckett, Charly García, Trévor Nunn, Damon Albarn,
Prince, Susana Thénon, César Moro, Georg Steiner, Gilles Deleuze o Elena
Ferrante, entre otras y otros. En su mayoría, figuras claves del pop o la
filosofía, del cine o de la música, que han dado testimonio de un tiempo
convulso. Un tiempo de tormentas encadenadas que, lejos de aquietarse, vienen
acelerándose y superponiendo daños desde las dos Guerras Mundiales del siglo XX
hasta hoy. En ese marco, María pinta la íntima aldea que delimitan sus sábanas
y, claro, pinta el mundo. El suyo. El de la generación que padeció mandatos
patriarcales. El que asistió en la Argentina a los horrores de la dictadura
genocida. El que milita la emancipación de las mujeres y otras disidencias. O el
que atravesó el encierro y el miedo de dos años largos de aislamiento sanitario.
La sábanas es la bitácora de un viaje introspectivo que empieza en marzo
de 2020. La primera composición, sólo formalmente en prosa, de oraciones cortas
y lapidario fraseo, se titula Diagnóstico y describe un encierro que remite a
una experiencia nueva y a la vez ya vivida, a un tenebroso dejá vu:
“El aislamiento, ¿nos sobrevivirá por segunda vez? Les otres que vuelven,
esta vez, espejos / de una amenaza invisible. El futuro en contagio. Muerte
garantizada”.
La poesía de Iribarren tramita la anormalidad desafiando la norma lingüística,
abarcando pero también excediendo el lenguaje inclusivo:
El recuerdo del presente ya me aterra. ¿Qué haré entre les vives si
sobrevivo? El poema desafía y exige restaurar la razón de ser de la
nomenclatura gramatical: Me duele la emergencia, el devenir interrogatorio en
subjuntivo. O más adelante:
Versos en estado gaseoso / inflados, correctos: / mayúsculas en la excepción,
puntos al final, comillas al comienzo / pero vos y yo sabemos que volver no es
regresar.
No le sirve ya, a esta poesía, la métrica ni la rima clásicas. Necesita inventar
nuevas cadencias, asonancias o disonancias, otras pausas, acentos nuevos que
restauren el sentido que todavía puede repararse. Precisa introducir con audacia
los significados recién nacidos, o los que se están gestando. Como cuando
remplaza el previsible sustantivo ventana por ventaja:
Hoy es hoy. Abril, 2020. Miro a través de la ventaja (¿debería haber escrito
ventana?). Me separa un balcón. En el otro costado, una pared. Los gatos van y
vienen por la medianera. Suena una sirena no demasiado lejos. (Ese sonido
viene de otra secuencia de amenazas. Calambres en el alma). La última frase, lo aclara al pie de página, es de Charly García en
Piano Bar, 1984; otro tiempo, otro peligro. Este viaje al interior de
verdades que no pactan con la autocompasión incluye el blanqueo de deudas y
acreencias con la madre que estuvo y con la que se ausentó; con el hijo, con el
padre-patrón y con abuelos acosadores. Entre las sábanas de María hay gozos y
dolores, de a dos y en soledad. Hay refugios, exilios, prisiones y mortajas. Hay
insomnio y pesadilla, Hay sangre, semen, lágrimas, músculo y tendones. Hay hueso
partido y abrazo de titanio. ¡Hay que atreverse a seguir el hilo de la propia
identidad hasta llegar a ese hueso esencial que no admite restauro quirúrgico!
Este libro lo consigue. Y entrega el resultado sacrificial a quien, a su vez, se
atreva a implicarse profundamente en su lectura. No para encontrar la salida.
Apenas para retomar el hilo y seguir andando el laberinto.
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