lunes, 31 de agosto de 2020

HERR PROFESSOR FREUD

“No tenés límite”, le dije a modo de elogio a Pablo Zunino, después de ver por streaming, el sábado 16 de agosto, Herr Professor Freud, su más reciente creación escénicodigital. Se rió y no sé si percibió (yo inicialmente tampoco) las implicancias de esa frase coloquial, que me salió espontánea y abarcadora de todo lo que su espectáculo me ofreció para ver y me provocó para pensar y sentir.
Y sí, inicialmente creí que lo que me asombraba y admiraba era la versatilidad del talento de Zunino, que le ha permitido, a veces en simultáneo, ejercer su profesión de psicoanalista, ser crítico cultural en la prensa escrita, crear y conducir un programa radial; escribir, actuar, dirigir y producir teatro; y hasta consolidar un éxito de ocho temporadas ininterrumpidas que se llamó El Dr. Lacan. Sumados a su singularísimo nuevo trabajo sobre el padre del psicoanálisis, esos antecedentes bastaban, a mi primera vista, para dudar de que mi amigo hubiese agotado ahí su abanico de competencias. Y secretamente, confieso, me preparaba para aplaudirlo en su eventual próximo debut como performer, regisseur, creador de esculturas virtuales o director de orquesta. El espectáculo es a la vez un tributo al teatro, su negación y el rescate de sus despojos. Y es, más que homenaje a Freud, un grito de auxilio al intelectual, médico y neurólogo que tan profundamente buceó en la psiquis de la Humanidad en los siglos XIX y XX, a ver si su sabiduría le arrima un diván, un clonazepam o una camisa de fuerza si fuera necesario, a tanta locura desatada en el XXI. En cuanto a la estética, combina recursos operísticos (como la larga obertura inicial), del cabaret y los géneros musicales, de la historieta, de la comedia de situaciones, del cine y la televisión. Pero no puede encuadrarse en ninguna de esas categorías. Al revés, todas ellas se desencuadran al ser atravesadas por los lenguajes de última generación que las nuevas tecnologías ponen en circulación y convierten en caducos casi inmediatamente, de modo secuencial y --otra vez-- ilimitado. La obra está estructurada en escenas precedidas por carteles. El recurso típico del distanciamiento brechtiano es un guiño a su homólogo, el actual distanciamiento social preventivo. En la introducción, la voz en off del actor que en minutos será la de… ¿Freud?, recibe a espectadores que, si bien han pagado su entrada, son de una inmaterialidad que hará imposible el aplauso o el abucheo. Mientras tanto, un torrente de imágenes y fragmentos de películas o videos evocan, en blanco y negro o technicolor envejecido, un tiempo en que los cuerpos de Rita Hayworth & Fred Astaire, de bailarines de danza moderna, de acróbatas o de boxeadores se ofrecían al regocijo del público sin protocolos sanitarios. Un tiempo en que los ojazos de Betty Boop parpadeaban mimosos en su “Home Sweet Home”, la casa que el sueño americano no concebía como lugar de confinamiento. Como sí le tocará experimentar al dudoso Herr Professor, redivivo en Buenos Aires pandémico y obligado a adaptarse a las estrecheces de un departamento modesto, al alcohol en gel y la lavandina, a los teléfonos celulares, al lenguaje inclusivo y a la contingencia de haberse convertido en una curiosidad mediática. Lo cierto es que Herr Professor Freud ofrece un menú de preguntas sobre la nueva normalidad: ¿Por qué no resucitaría Sigmund Freud en un tiempo en que las redes y los medios inventan criaturas verosímiles bautizadas fake news? ¿Es la forma presencial (en una sala, plaza o calle) el único lugar donde puede consumarse el mentado convivio teatral? ¿Hay que suprimir, por la peste, los encuentros familiares, sexuales o laborales, o es lícito reemplazarlos por los sucedáneos ofrecidos por plataformas digitales? ¿Un Freud que renace en el S XXI como figura mediática es un farsante o un sabio que se adapta a la distopía para ayudar a la supervivencia de una comunidad en riesgo? ¿La ultraderecha global que niega realidad al Covid 19 y a las precauciones para evitar contagios, sería la manifestación social extrema de la pulsión de muerte? Las fosas comunes en países donde el virus hizo colapsar hasta los cementerios, ¿contradicen o confirman la idea freudiana acerca de los ritos fúnebres como representación de la muerte? Éstas y otras cuestiones se despliegan como interrogantes cuya falta de respuesta se hace soportable gracias a la ironía que Zunino maneja con destreza tanto en el texto como en la interpretación y a través de los imaginativos recursos de puesta en escena y edición digital a cargo de Pablo Bolaños y Marcelo López Carilo. Pasados varios días del estreno, la idea de los límites y de la ausencia de los mismos sigue rondándome, asociada a lo que Herr Professor Freud inaugura. Me gustaría volver a ver el espectáculo. Pero parece que por streaming la existencia de un hecho vivo es más efímera (lo ilimitado, al revés) que una función teatral de las de antes. ¿O no? Cuando lo que se nos presenta como verdaderamente ilimitado es el futuro o su cancelación, cuando la calamidad sanitaria llega acompañada por el resurgimiento de neofascismos, por la naturalización de la muerte, por el odio criminal o por demenciales movimientos antivacunas, antiinfectólogos o terraplanistas, se diría que la desmesura e xcede las posibilidades cognitivas de la humanidad. Y frente a tal claudicación de las conciencias, pedir al autor de El malestar en la cultura que reencarne via streaming puede ser, como queda dicho en la presentación, tanto una mentira escénica tan vieja como el mundo, como el “cuento del tío” de un comediante desocupado. O, por qué no, una maniobra de resucitación sobre la racionalidad agónica de la especie. Y si con Freud no alcanza, el fragmento de una escena protagonizada por Alejandro Urdapilleta, que se incluye en el final, nos recuerda que siempre queda la poesía. Y ahí sí, la obra nos hace un lugar en la balsa del inminente naufragio. HERR PROFESSOR FREUD Autor e intérprete: Pablo Zunino Jefe de arte: Marcelo López Carilo Dirección: Pablo Bolaños Estreno: 16/08/2020 en streaming, por Plateanet