domingo, 4 de octubre de 2015

EDUARDO "TATO" PAVLOVSKY

HOY, DOMINGO 4 DE OCTUBRE, SE NOS FUE UN IMPRESCINDIBLE

La vida de Eduardo Pavlovsky compartió siempre su itinerario con la del país. Fue una interacción a veces polémica, siempre iluminadora de las alternancias y paradojas de dictaduras y democracias, decadencia y florecimiento, realismo y vanguardia, miseria y opulencia, complicidades y enfrentamientos que caracterizan a la Argentina desde la segunda mitad del pasado siglo hasta acá.

En el repaso de los cruces entre su inicial vocación psicoanalítica, la ruptura con la ortodoxia de la especialidad, el juvenil descubrimiento del teatro tras una reveladora representación de Esperando a Godot, y el inmediato ingreso a una exitosa carrera como actor y dramaturgo que continúa hoy con indeclinable vigor creativo, cada una de esas instancias está profundamente implicada en las otras. Y al autor de Rojos globos rojos le gusta destacar que lo teatral le permitió ampliar y profundizar la mirada del psicoanálisis sobre lo humano y lo político, hasta abarcar las multiplicidades de lo real. Ejemplo de ello es el alarido humano y monstruoso a la vez que proyectan desde sus obras personajes capaces de torturar y amar simultáneamente a sus víctimas. El universo Pavlovsky incluye desde la carcajada hasta el horror.
 
(Fragmento del prólogo de Eduardo Pavlovsky: "Soy como un lobo, siempre voy por el borde", el libro de entrevistas con el autor de Potestad o Sólo brumas, que tuve el privilegio de escribir y publicar en Capital Intelectual, en 2008)

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