Cuando el mundo debate y teoriza sobre finales inquietantes (de la historia, de especies o recursos naturales, de la política o del amor romántico), la obra Los días de la fragilidad, de Andrés Gallina, reinstala la materialidad vital de los cuerpos y su pulsional instinto de supervivencia. Ese instinto que no concibe ningún final sino siempre, y contra toda adversidad, apuesta a una nueva alternativa, a un segundo tiempo, al desafío, a la revancha.
En el invierno desapacible de Miramar, sobre la cancha del club local, la goleadora del equipo de fútbol femenino endurece la musculatura de su femineidad contracultural, evoca la pasión futbolera heredada ("Cuando mi mamá quedó embarazada venía todos los domingos a la cancha...") y se prepara para el encuentro deportivo/erótico con el barrabrava y poeta del Club Once Unidos, que la ama en el silencio obligado de su condición de mudo.
Como la vida de ambos, la contienda incluye violencia, ternura, fervor y miedo. Y los expone en su desamparo y su fragilidad. Él piensa: "Llego y casi ni la saludo, elongo mis músculos frente a Ella, solo como un perro que solo tiene fe en su carne". Y Ella dice: "Tengo miedo. Hago como que no pero sí. Miedo de perder el partido. Miedo de no parecerme a Messi más que en sueños. Miedo de que el Mudo me guste un montón. Miedo de que su fútbol se parezca al mío. Miedo de que él no pueda nunca gritar un gol".
Escrita en verso libre, aprovechando la fuerza metafórica de la jerga futbolística y con una estructura que remite al relato de un partido, la pieza rescata la más noble y exquisita poesía que, casi siempre sin ser vista, late en la sencilla y anónima cotidianidad de los arrabales. Un anonimato que contiene --y universaliza-- a la mujer, nombrándola "Ella", y que llama "Yo" al muchacho, la primera persona que generaliza y, a la vez, insinúa discretamente una posible autorreferencialidad.
Sin duda, Andrés Gallina (La bestia rubia, La última película de Paul Ellis, Las surfistas) sabe hacer hablar y proceder a sus personajes con la genuina naturalidad de quien conoce y respeta sus subjetividades. Y la de quienes son sus referencias en el mundo real.
También es indudable que la dirección de Fabián Díaz supo aprovechar y conducir los talentos expresivos de los intérpretes. Iván Moschner juega la pasión y el desamparo de su personaje con un compromiso que confirma su reconocido talento. Pero aquí, esa cualidad redobla su efecto perturbador a la luz cruda y natural del mediodía, en la atípica sala cuyos ventanales dan al cielo del barrio de Chacarita. Por otra parte, y en un alarde de virtuosismo, el actor convence a los espectadores de que lo que dice es apenas el monólogo interior del personaje, amarrado a su mudez. Manuela Méndez le pone actitud corporal y vocal a la entereza a su goleadora. Lejos de los estereotipos del género, la actriz construye con solvencia la fortaleza de su criatura, obligada a ganar para reivindicar a los perdedores de su clase y para honrar la herencia de mujeres para las que la maternidad es un avatar de consecuencias tan azarosas como convertir un gol o errarlo y mandar al equipo al descenso.
La puesta eludió el realismo privilegiando la síntesis coreográfica de los movimientos actorales y la economía de recursos escenográficos y de vestuario. Apenas un cuadrilátero de césped, una red, varias pelotas de fútbol, una tarima para elongar y ropa deportiva para los personajes. Pero atravesando la escena y los tres frentes de butacas, el lirismo plebeyo del texto, la música en vivo de Patricia Casares y la lectura en off del mismo director contribuyen a distanciar lo explícito de la anécdota. El resultado convierte una aparentemente sencilla historia de amor en una profunda, provocadora distopía, que le baja el precio a cualquier amenaza apocalíptica.
FICHA TÉCNICA
Los días de la fragilidad
Autor: Andrés Gallina
Intérpretes: Manuela Méndez, Iván Moschner
Escenografía y vestuario: Isabel Gual
Iluminación: Facundo David
Música y diseño sonoro: Patricia Casares
Asistencia de dirección: Naiquén Aranda
Dirección: Fabián Díaz
Sala: Espacio Fraga
Reservas: losdiasdelafragilidad@gmail.com
Funciones: domingos, a las 12 am
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