miércoles, 15 de julio de 2015

"Ignacio & María" o el núcleo atómico de la poesía

Dice la física que el núcleo atómico concentra más del 99 % de la masa total de la materia en un tamaño hasta cien mil veces más pequeño que el del átomo a que pertenece. Que ya es, como cualquiera cree saber, pequeñísimo. Y eventualmente, poderosísimo.


Pero no solo en el campo de la física se revela esta suerte de síntesis nuclear capaz de concentrar la totalidad en un punto. La poesía produce, de vez en cuando, ese fenómeno, y hasta el Universo puede llegar a concentrarse en una frase, un trazo, una melodía o una obra teatral. Por caso, Ignacio & María, la pieza de Nara Mansur Cao que con dirección de Corina Fiorillo e interpretación de Violeta Zorrilla y Camilo Parodi se está ofreciendo en el Teatro El Ópalo. Pequeña en su modesto despliegue escénico y hasta en las dimensiones del escenario, se trata de una obra de arte total, que articula con maestría los lenguajes dramático, poético, coreográfico, musical y visual.


No más trasponer el zaguán de Junín 380, el estrecho y cordial foyer exhibe a un costado, como trasto casual, un cajón con naranjas que anticipa, con la discreta astucia de su perfume, la trama dulce y agria en la que unos personajes de ficción revelarán sus goces y tormentos. En los que cada espectador podrá reconocer un aire de familia.


Porque María e Ignacio se parecen mucho a unos cuantos y, acaso, un poco a todos los que se amaron, se separaron, se exiliaron, se añoraron, se reprocharon, se perdonaron, se diferenciaron, se traicionaron, se ilusionaron, se desesperaron, se cayeron y se levantaron a lo largo, a lo ancho, a lo alto y a lo hondo de América latina.


Pero a pesar de la amplitud y complejidad de sus perfiles, los personajes no tienen la categoría de arquetipos. Así los diseñó el texto de Mansur, así los construyó la puesta de Fiorillo y así los encarnó cada uno de los intérpretes. Porque Zorrilla y Parodi encontraron con naturalidad la manera de dar vida a las criaturas de ficción con el soplo de sus propios pulmones. A Violeta/María y a Camilo/Ignacio se les percibe el temblor, se les huele el sudor, se les adivina el esqueleto y la intención. Cada uno es único en su singularidad intransferible. Y sin embargo, ambos se nos parecen, como parientes cercanos.


Es que se ha logrado, por una parte, sumar a la poética del texto y a los aciertos de la puesta, las cualidades de dos intérpretes de exquisito potencial expresivo, no casualmente formados junto a maestros como Alejandra Boero, Verónica Oddó y Juan Carlos Gené. Ambos construyen la identidad dramática de sus personajes con carnalidad; hablan, cantan, juegan y sufren con la sensación térmica de sus presencias reales ahí, a apenas centímetros de la primera fila de butacas (imposible no evocar sus respectivos aportes a Bodas de sangre – un cuento para cuatro actores, una joya teatral de 2010 protagonizada por los mencionados Gené y Oddó). Violeta Zorrilla se apropia del candor y la sabiduría de María con terrenal franqueza. La ternura, la soledad, el nervio y las contradicciones de Ignacio parecen no admitir otra materialización que el cuerpo, el canto y la expresividad de Camilo Parodi. Esto es así a pesar de que la autora no escribió este texto pensando en estos intérpretes; de hecho la obra se estrenó en Cuba entes que en Buenos Aires y con otro elenco. Pero es en el cuerpo de estos actores donde las ironías, el deseo y los guiños referenciales a Koltés, al “que se vayan todos”, a las carencias durante el “período especial” en la isla caribeña, al premio Planeta, o al “devuelvan a los nietos” se vuelven acción y desnudan los accidentes de una geografía latinoamericana a veces bella, a veces absurda, a veces terrible.

FICHA TÉCNICA
Obra: Ignacio & María
Autora: Nara Mansur
Elenco: Violeta Zorrilla, Camilo Parodi
Dirección: Corina Fiorillo
Sala: El Ópalo (Junín 380)
Estreno: 2015

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